El trayecto en tren fue más tranquilo de lo normal sin demasiados contratiempos, acciones y conciertos. Simplemente nos dejamos llevar por la máquina a nuestro destino. Un par de transbordos y ya está, y todo sin demasiada adrenalina, teniendo en cuenta que los kilómetros ya empezaban a pesar, después de haber atravesado Francia, Inglaterra, Belgica, Dinamarca y Alemania. Era ya la recta final y había que contener las fuerzas para los diferentes conciertos por Suiza.
En Zurich nos
sorprendió que el invierno todavía no había incado el diente y aún
pudimos realizar alguna acción callejera, además de un divertido
concierto en un local de la ciudad. Conocimos a muy buena gente de un
Squat y al día siguiente nos desplazamos a Bremgarten, que sería un día
lleno de buen humor y haromonia antes, durante y después del concierto,
donde el fin de gira alargo la celebración que puso en peligro la vuelta
a casa. Ya se sabe que los trenes por estos lares no son como la Renfe y
la puntualidad puso en riesgo los diferentes enlaces de los numerosos
trasbordos antes de llegar a casa.De Bremgarten a Zurich, de Zurich a Paris y de Paris a Barcelona. Volvimos a hacer nuevos amigos durante el viaje y nuevas aventuras indescriptibles en pocas líneas. Fue el fin de una aventura de 15 días, más de 7.000 km recorridos, con una treintena de conciertos realizados por las principales ciudades europeas.
Una gira inolvidable en cuanto a calidad y calidez humana...
Rude Rock Train
This Train is our Freedom Expression
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